lunes, 27 de julio de 2009

LOS IDIOTAS TAMBIEN HACEN LA HISTORIA

¿A quién se le ha ocurrido que sólo los inteligentes y grandes hombres han tenido peso en la historia? Justamente, cuando aciagas circunstancias ligadas con la salud nos obligan a los costarricenses a suspender las tradiciones ligadas a la cercana fecha del dos de agosto, me hace recordar los hechos históricos acontecidos justamente el 2 de agosto de 1947, desenlace de un proceso que había iniciado en 1942, pero encadenados por las más absurdas acciones ejecutadas por quien sabe a cual más torpes funcionarios, que me llevan de nuevo a preguntarme: ¿Quién dice que la historia no ha sido escrita también por los imbéciles?

Recordemos, que recordar es bueno:

El 2 de agosto de 1947, al igual que en el año actual pero por diferentes razones, el normal transcurso de la Romería a la Basílica de los Ángeles fue afectado de manera dramática por la situación política que reinaba en aquel año, durante el gobierno de don Teodoro Picado y en vísperas de las elecciones nacionales que enfrentarían al Doctor Rafael Ángel Calderón Guardia y a don Otilio Ulate, periodista distinguido de fuerte discurso.

El fantasma del fraude electoral rondaba por todo el país y más de siete mil mujeres, lideradas por doña Emma Gamboa, en aquella tarde se dirigieron a la Casa Presidencial, frente al Parque España, para exigir a don Teodoro Picado las más expresas garantías de la mayor transparencia y libertad del sufragio ante los comicios que se aproximaban. En esa manifestación iban solo las mujeres, acompañadas por algunos curas entre los que se encontraba quien sería luego famoso en los hechos siguientes: El padre Benjamín Núñez. Estos curas daban soporte en alimentos y agua a las mujeres y sirvieron de emisarios entre ellas y el señor Presidente.

Mientras don Teodoro Picado tomaba una decisión, ellas se trasladaron al Parque Nacional en donde advirtieron que esperarían todo el tiempo necesario hasta que el mandatario les diera lo exigido. En eso estaban cuando de manera sorpresiva se apagó el alumbrado público y las ráfagas de ametralladora llovieron sobre las indefensas mujeres que por suerte, no terminaron muertas aunque una de ellas salió herida. El oficial de turno ordenó, con gran molestia e indignación, que se suspendiera la barbarie pues nunca él ni ninguno de sus superiores la había ordenado. Lo que pasó fue que uno de los idiotas de siempre y que no faltan, siendo autoridad de menor rango se tomó atribuciones fuera de su poder y metiendo la consabida pata, ordenó apagar la luz y disparar contra el grupo que esperaba ansioso la respuesta.

El pánico que eso ocasionó fue tremendo y de tal impacto que al día siguiente el presidente Picado entregaba las garantías exigidas. No obstante, no pudo evitar que en la conciencia popular se condenara a su gobierno de aquel acto cobarde y criminal. La población interpretó esto como la entrada a un callejón sin salida, con un gobierno represivo y dispuesto a lo peor para mantenerse en el poder. Este pensamiento generalizado fue decisivo para la movilización que meses después, ya en 1948, llevaría al país a una sangrienta guerra civil.

Pero esta estupidez no venía sola sino que hacía fila con las que le antecedían ocurridas en 1942. El 4 de julio de ese año, una turba enfurecida y guiada por los caldero-comunistas con evidente complacencia de la policía, participó en el mayor saqueo ocurrido en la historia de nuestro país.

El Partido Comunista había convocado a una manifestación de protesta por el hundimiento de un buque comercial en Limón, supuestamente por un submarino alemán (lo que nunca se pudo demostrar pues también se sospechó de una explosión interna al llevar la nave dinamita). Esta actividad se les escapó de las manos y la turba se dedicó a saquear y destruir cuanto negocio de alemanes, italianos y españoles se encontraron bajo la acusación de que eran fascistas. Irónicamente, muchos de esos europeos se encontraban en el país precisamente huyendo de las fuerzas fanáticas de los seguidores de Mussolinni, Hitler y Franco. Estábamos en tiempo de guerra (Costa Rica le declaró la guerra al Eje) y por supuesto faltaban la mayoría de los productos que venían del Viejo Continente que se desangraba en su problemas propios de suministros. Pues en nuestra Patria de nuevo los idiotas aparecieron y fueron destruyendo la riqueza de los almacenes de los europeos, al colmo que invadieron la Panadería Musmanni y derramaron por toda la calle el contenido de decenas (sino centenas) de sacos de harina de trigo que para entonces era un tesoro de invaluable valor ante la devastación de los campos de trigo europeos y el racionamiento que los norteamericanos tenían del mismo.

Esta barbaridad junto con otros asuntos que le preocupaban, hizo bajar a don José Figueres de La Lucha el 8 de julio de 1942 (a cuatro días tan solo de los disturbios) y en su famoso discurso en Radio América Latina fustigó al gobierno en aquel entonces del Dr. Calderón Guardia. En su alocución don Pepe (como ya se le llamaba) se refiere con fuerza a la incapacidad del gobierno por los hechos del 4 de julio y los une a una serie de yerros en la administración pública que se unían a la fama de corrupción que seguía a varios de los altos jerarcas del gobierno del Partido Republicano.

Figueres no pudo terminar su discurso. Otro idiota (parece que por entonces habían bastantes) ordenó enviar a la policía, lo hicieron sacado de la Radio América Latina por la fuerza y don Pepe fue expulsado del país terminando en México totalmente convencido que por las buenas nada se podía hacer en nuestro país, ni siquiera hablar.

¿Qué hubiese pasado si los imbéciles no hubiesen tenido tan destacada participación de 1942 a 1947? Pues al no haber saqueo, Figueres no hubiese bajado… y si lo hiciera no lo hubieran echado y éste no hubiese organizado en el exterior su levantamiento convencido de que la única vía posible de cambio en Costa Rica era la armada.

Si no hubiesen disparado contra las mujeres, el presidente Picado hubiese tenido el tiempo y la oportunidad de demostrar su vocación democrática habiendo entregado a esas mujeres su carta de compromiso, las damas se hubiesen retirado contentas y satisfechas y el resto de la población se hubiese sentido segura de que en este país se podían resolver las cosas con diálogo.

Entonces: ¿los imbéciles construyen o no construyen la historia?

Esto es muy acertado pensarlo en este año cuando vemos lo ocurrido en Honduras. ¿Cuál hubiese sido la situación actual si lo militares hondureños en lugar de atender el llamado de la selva, se hubiesen limitado a entregar al presidente Zelaya a los Tribunales de Justicia que ya habían ordenado apertura de proceso contra el mandatario? Pues obviamente hoy este señor no estaría en la frontera con Nicaragua bailando el pasito tun tun, que ahora meto el pie y ahora lo saco, estaría enfrentando un proceso legal y apegado a la Constitución, cualquiera fuese el resultado, sin haber dado protagonismo al grupo del ALBA, es decir a don Hugo Chaves y compañía.

No, no hay que dudarlo: ¡ los imbéciles sí que saben hacer la Historia!

5 comentarios:

  1. Increíble... como los idiotas van creando la historia... y bueno... no olvidemos el famoso discurso de Ottón Solís en CNN!... ese es un momento de un Idiota haciendo historia... nunca se había visto un hombre haciendo tal ridículo en ese canal... jajaja

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  2. ¡Qué cosas!

    Yo siempre recuerdaré como uno de los hechos más imbéciles de la historia las "Abdicaciones de Bayona" en las que El príncipe Fernando VII y su padre terminaron dando la corona de España a Napoleón Bonaparte. ¡Qué inútiles!

    Pero bueno, son momentos que también se recuerdan, todos tenemos fallos.

    Abrazos!

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  3. INVITACIÓN A CUMPLEAÑOS
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    Con motivo de mi cumpleaños el 30 de julio te invito a pasar a tomar un hojaldre con piñones relleno de cabello de ángel, un trocito de bizcocho de chocolate y un café: Frío o caliente según apetezca por el clima.

    Un tremendo abrazo!

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  4. Muchas gracias GS

    ¡Feliz cumpleaños!

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  5. Uno de los placeres que me ha ocasionado volver a bloguear después de tantos meses es haber encontrado este blog.

    Totalmente de acuerdo con esta entrada, muy bueno el detalle histórico pero, quién dijo que en esa época tenían el monopolio de la estupidez humana? Le atribuyen a Einstein la siguiente frase, muy apropó de este post: "Sólo conozco dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y no estoy muy seguro de lo primero".

    Un abrazo desde La Suiza Centroamericana!!!

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